Dos casas fueron incendiadas por numerosos vecinos del barrio Libertad que ya no soportan las violentas andanzas de dos adolescentes de 16 años. Uno de ellos está protegido por la Justicia luego de que la policía, en 2022, lo detuviera ilegalmente.
En la madrugada de este viernes, un grupo de vecinos del barrio Libertad se levantó contra un menor de edad que los tenía sometidos con hechos violentos y resolvieron dirigirse a su casa para incendiarla, algo que pudo ser evitado y con ello también una tragedia.
Pero no fue solo una especie de “pueblada” sino un desesperado intento de justicia por mano propia ante la prohibición que tiene la policía para intervenir. “Si no puede actuar la policía, entonces vamos a actuar nosotros”, dijo uno de los habitantes de la zona de Falkner y calle 224.
Es un episodio que tiene todos los componentes del deterioro social: un menor incontenible, una fuerza policial que por sus propios excesos no puede actuar, un sistema de control juvenil -junto a sus leyes- que nada controla y una convivencia barrial disuelta.
El desenlace de esta historia comenzó poco antes de las 3 de la madrugada en Río Negro al 9600 cuando vecinos cansados de los robos en las paradas de colectivos, del ataque a sus hijos y de la violencia gratuita perpetratada por dos adolescentes de 16 años salieron en plan de justicieros. Allí intentaron prender fuego una vivienda donde suponían que uno de esos menores estaba. En realidad, quien estaba allí era su madre, dos de sus hermanas y otras dos jóvenes, quienes fueron ayudadas a salir por la propia policía que llegó tras un llamado al 911.
El fuego había sido sofocado parcialmente, por lo que fue necesaria la llegada de una autobomba del cuartel Monolito para apagarlo de forma definitiva.
Pero mientras los policías trataban de mantener calmados los ánimos, otro llamado de emergencia se produjo desde Colombia entre Strobel y Falkner. A ese domicilio se había movilizado otro grupo de vecinos para una segunda chance de dar con los dos peligrosos menores. Cuando el personal policial arribó, los mismos moradores habían extinguido el fuego.
El barrio Libertad pasó a tener la inestabilidad de un polvorín a punto de estallar. Por eso una rápida evaluación de la Jefatura Departamental a través de su titular Luis Senrra derivó en el despliegue del Grupo de infantería para evitar que se reavivaran las hostilidades.
Un menor incontrolable
El principal menor señalado por los vecinos es uno de los dos que en septiembre de 2022 fueron torturados y detenidos ilegalmente por la policía. En esa época tenía 14 años y desde entonces está amparado por un habeas corpus que prohibe a la policía aprehenderlo, identificarlo e incluso interactuar con él. La misma policía que en la madrugada de este viernes rescató a su familia de la revuelta barrial causada por sus permanentes delitos.
En las últimas semanas ese conflictivo sector del barrio Libertad estaba tranquilo porque el adolescente se encontraba internado en un instituto del Conurbano a causa de sus adicciones y violencia desmedida. Sin embargo, apenas regresó a Mar del Plata recayó en el delito y encima rompiendo un código elemental en ese submundo: robando a sus propios vecinos y comerciantes.
“Prendieron fuego la casa de uno de los rastreros, choreando a cualquiera en cualquier horario, cero códigos en el barrio, loco. Se terminó la joda, la gente se cansó”.
Aquel caso de tortura
y detención ilegal
El sábado 17 de septiembre la mujer llamó al 911 y dijo que su hijo había sido golpeado por personal de la Policía Bonaerense.
El menor presentó su testimonio y relató todo lo que sucedió, las amenazas, tormentos y torturas sufridas. El adolescente, en ese entonces de 14 años, aportó también las características de los policías y aseguró que reconocía a tres de ellos. Además, dijo que era la tercera vez que era detenido y que en dos ocasiones lo habían llevado a la comisaría sexta. Esta afirmación se encuentra corroborada con las actuaciones policiales, de las que no hay registro oficial de lo ocurrido el 17 de septiembre, cuando en vez de llevarlo a la comisaría sexta lo trasladaron, junto a un amigo, a un descampado en Strobel al 10500.
La otra víctima, de 16 años, dio un relato coincidente. Para la fiscalía esto resalta la verosimilitud en los testimonios, no solo en la medida que resultan relatos coincidentes entre sí, en los tramos generales de tiempo, modo y lugar, sino también en cuestiones de detalles, como expresiones que habrían realizado los imputados y las circunstancias.
“Ahora van a ver cómo los matamos” . “Los que mandamos somos nosotros“. “Me parece que te vamos a matar acá”. “Tienen tres segundos:tres, dos, uno…”. Estas son algunas de las frases que las víctimas, cada uno en sus relatos en sede judicial, aseguraron que los policías les decían.
Posteriormente, los efectivos fueron detenidos. En diciembre, la Sala I de la Cámara de Apelaciones y Garantías confirmó sus procesamientos y la prisión preventiva de tres de ellos, con excepción de Estigarribia.
La prisión preventiva de los policías Estévez Pitrau, Cabrera y Cano había sido resuelta por la jueza Frende, tras considerar que existían riesgos procesales en el caso de que recuperaran su libertad. Estigarribia, en tanto, fue liberada entonces al establecerse que no había tenido una participación directa con los apremios y torturas contra dos menores, lo cual ahora fue confirmado por la Sala I de la Cámara de Apelación de Mar del Plata.